“Transmitir la belleza de lo cotidiano de un modo artístico y la sensibilidad de los pequeños detalles”.

EL ARTE COMO LEGADO FAMILIAR:

Margot, mi abuela es la principal influencia en mi relación con el arte. Gran parte de mi infancia la compartí con ella en su atelier, mientras pintaba sus cuadros, yo jugaba y la observaba. No entendía mucho en ese momento, hoy con el paso del tiempo puedo apreciar claramente como ese ambiente moldeo mi forma de mirar el mundo. Ella era poeta también, escribió de una manera muy sentida y sincera. Llevaba la poesía en su mirada, y para mi se trata de eso, la poesía no es letra o imagen, es una forma de ver el mundo y la vida. Ver la belleza en lo cotidiano, en los pequeños detalles. Creo que uno nace con esa fibra poética y que también la puedes desarrollar. La naturaleza es un elemento clave en la construcción de mi poética fílmica, me inspira muchísimo el mar, las montañas y los bosques.  En ese sentido me siento muy vinculado al romanticismo, a esa exaltación de la naturaleza que esta corriente artística promueve, también a la estimulación de las emociones y de la dimensión espiritual. Otro factor clave de mi visión es el minimalismo, para mi siempre menos es más. En mis composiciones no me gusta forzar, trabajo con la belleza intrínseca de los objetos y de las personas. Prefiero una puesta en escena sencilla que se base en la relación armónica de los pocos elementos que tengo a disposición.  

Más que nada, hacer cine para mí es un pedido sincero de mi corazón.

GASPAR INSFRAN Y SUS RAICES CON ELCINE:

Desde chico me fascinaba relatar historias. Empecé dibujando cómics, escribiendo cuentos y poemas. El poder del relato, de encontrar magia en la ficción, de encontrar la verdad en lo irreal. Recuerdo que mi abuelo me llevaba al videoclub para alquilar pelis en VHS. Era un momento hermoso, sobre todo porque no había filtro y me dejaban alquilar lo que sea. Recuerdo pelis como Terminator 2, La historia sin fin, Volver al  futuro, El imperio del sol. A Paraguay solo llegaban pelis de Estados Unidos prácticamente. Mi encuentro con el cine europeo sería mucho después. Ir al cine siempre fue una experiencia sagrada, un ritual. El mundo exterior se apaga, empieza la peli y te metes a otro mundo. La conciencia se posa en la forma de la película. La experiencia completa del cine es en la sala. Es otra cosa. Hace poco fui a la cinemateca francesa y vi una peli de cine mudo de Ernst Lubitsch del año 1915 proyectada en 35 mm y con acompañamiento musical en vivo. Empezó la peli, eran unas mujeres en un patio jugando y luego entraban a una casa. Me emocioné profundamente y no pude evitar llorar. Había algo en ese cine, algo de inocencia y artesanal que se está perdiendo en la forma de hacer cine hoy. Esa proyección confirmó mi interés en la poética del cine en película.

SU PRIMER ACERCAMIENTO CON  EL MATERIAL FÍLMICO:

Empecé haciendo cine en digital. Compré una cámara pocket 6k pro de Blackmagic. Siempre me gusta salir a filmar la ciudad, su vida, su gente, sin plan alguno. Captar momentos de vida. Con un disco de 100 gb podía grabar sin límites. Luego un día vi que un amigo subió algo a su instagram, era un video que tenía algo mágico, una textura diferente, una luz diferente. Le pregunté y me explicó que era Super 8. Inmediatamente compré una cámara Canon 814 auto zoom. Mi primer rollo fue un Tri X blanco y negro. Fue algo  muy intuitivo empezar con blanco y negro, simplemente sentí que era por ahi. Cuando llegó el rollo me di cuenta, con gran sorpresa y asombro, que solo tenía 3 minutos para filmar. No lo podía creer. Eso cambió todo. Cada vez que iba a filmar un plano realmente miraba, mirar con intención, que realmente quiero captar, cuáles son los detalles que quiero resaltar, me trajo al momento presente. Surgió un aspecto de la puesta en escena que no lo sentía antes, una reverencia a la imagen, una cualidad sagrada del proceso. Dave Walls es un amigo director de Paraguay que es un genio del Super 8. Él me guió bastante en ese acercamiento al formato fílmico. Es un artista  talentoso, sincero y muy comprometido. Gracias a él también pude profundizar con respeto y entendiendo que son otros tiempos, que implica parar un poco el tiempo y bajar más el corazón. Dave cuando eso revelaba Super 8 Tri X, para mi era increíble, poder filmar en Super 8 y contar con alguien que revele en Asunción. También Dave ofrece a través de su empresa Piscucha servicios de revelado de foto, venta de rollos, etc. Lastimosamente no pudo continuar con el revelado de Super 8 y tuve que ver opciones de laboratorios en otros países. En ese momento contacté con el laboratorio Arcoiris de Buenos Aires, Jorge y Manu fueron también personas muy importantes en mis primeros pasos en el mundo fílmico. El servicio de Arcoiris es excelente, es un laboratorio con una trayectoria enorme y se siente que hacen las cosas con amor.  Eso es lo lindo de este campo, hay una comunidad que resiste al mundo digital vertiginoso, una comunidad que se nutre en esa red de personas que la conforma. Creo que ese sentir comunitarios es clave a la hora de hacer cine o cualquier tipo de arte. Saber que todos nos apoyamos para elevarnos en esta tarea tan hermosa que es hacer cine. El envío de rollos a Argentina se complicó en el año 2022 por temas de la aduana Argentina. Un amigo había perdido un par de rollos por ese tipo de complicaciones. Me puse a investigar otros laboratorios y encontré a Nicki Coyle, una chica genial que trabaja en Colorado, Usa y que instaló un laboratorio de scan en su casa, su empresa se llama The Negative Space. Nicki se especializó en preservación,  tecnología de laboratorio, su conocimiento sobre el formato fílmico es muy amplio. Mi experiencia de trabajo con Nicki también siempre fue muy satisfactoria.  Otro gran artista al que admiro mucho es Javier Medina, es un excelente fotógrafo argentino radicado hace varias décadas en Paraguay. Su trabajo en filmico blanco y negro es simplemente hermoso. Ofrece con Fede servicios de revelado de foto fija. Tuve la bendición de trabajar con él en mis dos cortometrajes para la fotografía del poster y también hice su taller de fotografía con película hace unos años. Fue una experiencia muy bella, ya que todo el taller se desarrolló alrededor del uso de la cámara Holga en formato 120. En el taller dimensione de manera profunda  el potencial  de evocación poética de la fotografía. 

Un gran momento fue cuando compré mi cámara Leicina Special Super 8mm. Su lente es alucinante, un Optivaron 1.8 6-66mm. Cuenta con un fotómetro automático que funciona muy bien y un sistema de auto zoom excelente. Con esta cámara filmé un video ensayo titulado “El tiempo de las cosas” (2023) en Carolina del Norte en las Blue Ridge Mountains. El rollo fue el  Kodak Ektachrome, que tiene unos tonos cálidos hermosos. Estaba pasando por un momento muy complicado a nivel personal y ese viaje,  filmar esas imágenes y el resultado final del video ensayo me hicieron muy bien. El cine tiene ese potencial de catalizador de las emociones, si uno es sincero y se anima a crear desde la vulnerabilidad el proceso creativo puede ser muy sanador. Algo que tengo pendiente es hacer montaje a mano, tanto en Super 8mm como en 16mm.  Un cineasta argentino a quien admiro mucho es Paulo Pecora, su cortometraje “Las sombras” me voló la cabeza. Fui a una de sus proyecciones Super 8mm con música en vivo en Palermo hace unos años, fue una experiencia hermosa. Justamente tengo unas ganas tremendas de hacer un taller de montaje a mano en 16mm con Paulo y por temas de trabajo no pude viajar todavía a Buenos Aires. También admiro profundamente la obra de Claudio Caldini. Sus cortos “La escena circular” y “Luz Taal” son sublimes. 

Estos fueron mis primeros pasos y apreciaciones en el mundo del material fílmico.

LA EXPLORACIÓN FÍLMICA EN SUS ÚLTIMOS PROYECTOS:

Mi cortometraje “Tocar la luz” surgió de manera muy espontánea. Había hecho unas pruebas de TriX Super 8mm en mi departamento con unos amigos para mi cortometraje “El rastro de la nada”, cuando me llegó el transfer con los resultados del revelado dije hey, aca hay algo. Me puse a hacer el montaje y de a poco tomó forma mi primer cortometraje. Ese corto confirmó mi inclinación hacia un cine más experimental y disruptivo, hacia una forma de hacer cine que apela más a las emociones y sensaciones que a la lógica.  Mi cortometraje “El rastro de la nada” (2021) nació en el taller El Dinosaurio con Paz Encina. En ese espacio tan especial Paz me introdujo de manera profunda al cine de autor. Conocí la obra de Tarkovski, una de mis principales influencias, Bela Tarr, Ozu, Bergman y tantos más. Me parece muy importante que directores y directoras como Paz hagan ese trabajo de compartir su experiencia y conocimiento con las nuevas generaciones, es la manera de mantener vivo el legado del cine. Paz enfatiza mucho en el taller desde donde uno mira, cómo construir tu mirada personal, que creo es el gran desafío de todo cineasta.  “El rastro de la nada” es una exploración del vacío y la soledad, tiene un corte bastante experimental y abstracto. Fue selección oficial en el festival VGIK de Moscú, organizado por la universidad de cine donde estudió y participó Andrei Tarkovski. Ese momento trajo una gran alegría a mi corazón. Para el cortometraje “El rastro de la nada” use mi camara Super 8mm Canon 814 y el rollo fue el Kodak TriX blanco y negro. En lo que respecta a la parte digital usamos una cámara Red Dragon. Esa dialéctica entre lo moderno y lo vintage le dio una estética muy particular al corto. En algún momento pensé si iba a quedar bien la fusión, luego en el montaje fue tomando forma y me quedé más tranquilo. El revelado lo hizo el laboratorio Arcoiris y el trabajo fue impecable. El flujo de trabajo con los labs generalmente consiste en enviar los rollos por courier, el lab los revela, luego los escanea y te envían el transfer online para que finalmente uno pueda trabajar en edición. En cuanto al montaje me gusta mucho experimentar con el sonido y los silencios. Recuerdo esa hermosa frase de Bresson: “El cine sonoro inventó el silencio”. Planteo el silencio como un espacio clave de la construcción emocional de mis películas. Hoy día con la sobreestimulación a la que estamos expuestos el silencio incomoda, me gusta jugar con ese factor también. Soy un estudioso del cine de Bresson, es un anhelo enorme acercarme de alguna manera a ese hermoso minimalismo y naturalismo que expresaba en sus películas.

Luego vino mi cortometraje “Lo profundo del río” (2024). El guión fue creado en una clínica de guión con Paz Encina. Luego de mucho hablar sobre el camino a seguir le comente a Paz que quería ir más hacia lo narrativo, un gran desafío para mí ya que estaba transitando un camino más experimental y sin una estructura narrativa sólida. Fue un viaje de dos años muy desafiante. Aprendí muchísimo, sobre todo a ser sincero en el proceso de crear. Tome decisiones en el montaje de las cuales hoy me arrepiento. Lo que más me costó fue la puesta en escena y donde colocar la cámara. Estoy en ese proceso de construir mi mirada, desde donde miro, por que colocar la cámara en tal lugar, etc. Otro gran aprendizaje de “Lo profundo del río” fue todo lo relacionado a producción, organización, logística, etc. Tuve la bendición de trabajar con Gabi Sabate´, una productora excelente, muy profesional y con una trayectoria increíble. Gabi aportó en varios aspectos, me ayudó a preparar las carpetas para fondos, a armar todo el equipo del corto, me aconsejó de tantas maneras. 

El director de fotografía fue un gran amigo, Javier Arroyo. Javi estudió en la Fuc de Buenos Aires y luego vino a vivir a Paraguay, es un gran profesional con un talento enorme para la fotografía. Trabajó en cine en varios proyectos  y sobre todo trabaja también en el área de publicidad. Cuando lo contacté para trabajar en la dirección de fotografía del corto fue una gran alegría, hace casi 20 años que no trabajaba en fílmico. Hicimos varias pruebas con diferentes tipos de rollos y finalmente decidimos avanzar con los rollos Double X B&W y Vision3 500T color. Es muy importante esa preparación previa, trabajar y buscar la imagen que quieres lograr. El formato fílmico te lleva a ese espacio, a un estudio riguroso del encuadre, de la luz, a un tratamiento exhaustivo de la imagen.

También trabajé con una gran artista paraguaya, Ana Blosset, una cantante con un talento y una sinceridad enormes. Ana actualmente se encuentra estudiando en Berklee, justamente hace poco hablamos para trabajar de nuevo juntos en un proyecto de cine.  Hice varios videoclips para su álbum debut en 16 mm y otros en Super 8mm. El primer videoclip “One way ticket” fue un tremendo viaje, y tuve la suerte de trabajar con José Martinez en la dirección de fotografía. José es un gran apasionado de la fotografía en película,  tiene una mirada muy especial y poética. Ese videoclip fue muy particular también porque era el primer proyecto que filmaba con mi cámara Arri SR2. Esa cámara tiene una historia increíble. Hace un año que la buscaba pero los precios eran imposibles. Hasta que un día contacté con la empresa Visual Products en Ohio, Usa. Vi que vendían la Arri SR2 y el precio era bastante razonable. Justo coincidió que mi cortometraje el “Rastro de la nada” se iba a proyectar en el Athens International Film Festival, a solo dos horas de la oficina de Visual Products. Saqué un préstamo y me compré la cámara. Fue una experiencia  surreal.   Otra gran experiencia fue trabajar varios años para el grupo musical Trio Blue. Cree imágenes en movimiento en Super 8mm para sus conciertos y sus redes sociales. La música de Trio Blue es simplemente mágica, es altamente emotiva, toca una fibra muy profunda. Sus integrantes Mar Perez, Ale Leju y Chicho son amigos muy queridos y artistas que admiro profundamente. Recuerdo con mucho amor el primer concierto en el cual trabajé con ellos en el año 2021 en el Teatro Municipal. Fue una noche mágica y sublime, lágrimas de emoción colmaron el teatro esa noche.

Otro proyecto que me entusiasmó bastante fue uno que armamos con Matias Irala y Sandra Gonzalez. Mati y Sandra son parte de mi equipo de trabajo en lo que respecta al diseño de vestuario. Son unos genios, tienen una visión muy personal e innovadora del vestuario y del mundo de la moda.  Juan Ramirez Biederemann, un músico excelente de Asunción nos contactó para realizar un videoclip en Super 8mm para su banda de ambient industrial Lethe. Fue uno de los proyectos donde más experimenté la libertad total de crear sin condicionamientos. El videoclip “Flumina” lo  filmamos en Super 8mm TriX y lo reveló Dave Walls en Asunción. Fue en ese momento donde sentí un potencial aspecto del cine de terror en mi camino creativo. Fue un trabajo avant garde con una música visceral  muy cruda, muy onda industrial. El proyecto a nivel visual  cuenta con un simbolismo que invita a la reflexión sobre el papel de la iconografía religiosa en nuestras vidas y  sobre todo en el inconsciente colectivo.  Cada proyecto revela aspectos de mi mundo interior, de mis memorias, de mi infancia. Recuerdo perfectamente cuando alquilaba pelis VHS de terror como Chuky, Martes 13, The evil dead 1 y 2, Cementerio de animales. Cuando tenía 8 años como mucho. Hoy día veo que el terror es un género que mueve mucho en el mundo, y también en latinoamérica. Me resuena más el terror gótico, poético y surreal, un terror más psicológico e interior, el terror de encontrarnos con nuestra propia oscuridad quizás.

SOBRE SU VISION Y POETICA  DEL CINE:

Creo que uno está para servir al cine, nuestra vida está al servicio del cine. Hoy día vemos lo contrario, el cine está al servicio de los intereses de los directores, ya sean económicos, políticos o ideológicos. Para mí el arte, el cine,  responde a nuestra naturaleza espiritual. Busca evocar las emociones más elevadas y sublimes (el asombro, dicha, compasión, amor) Alcanzar lo inefable, eso que no podemos explicar y solo lo podemos sentir. Cuando el cine cae en el discurso impositivo realmente me parece muy aburrido. Para mi el cine tiene el potencial de abrir preguntas, no de darte “respuestas” o ideas empaquetadas. La película debería empezar cuando termina, que el espectador se lleve algo, que esas sensaciones y sentires sigan reverberando en su conciencia a través del tiempo. 

Las consecuencias de la industrialización del cine, del modelo hollywoodense, se pueden ver claramente. Muchas veces la gente que hace cine se deja seducir por ese modelo ostentoso y despilfarrador, o por la fama. Los sistemas de producción se orientan más a ostentar y la esencia se deja de lado. Por supuesto que soy consciente del movimiento económico que genera la industria del cine y la cantidad de puestos de trabajo. Siento que muchas veces se subestima al espectador, estaría bueno encontrar un punto medio en el sistema de producción de la industria del cine  donde se puedan hacer pelis satisfaciendo las necesidades económicas del mercado y al mismo tiempo generar  propuestas interesantes. Hacer cine de autor, un cine personal y sincero en el mundo de hoy tan rápido y regido por las redes sociales es un ejercicio de resistencia. Y ni que decir si haces cine en material fílmico. El modelo de la inmediatez está robando a las nuevas generaciones el sentido de sacrificio, la paciencia, y el tomarse el tiempo para sentir a la obra, sentir a las ideas, dejarlas reposar y que se vayan revelando en su esencia.